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Mostrando entradas de julio, 2020

JUGANDO CON LAS PIEDRAS

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   En un lugar muy lejano, llamado América del sur, en la costa de un hermoso mar, cuatro niños   pescaban para obtener el alimento diario para la familia. Jugaban con el agua y se divertían juntando caracoles y piedras que traían las olas. Tenían casi la misma edad, pero las alturas eran muy diferentes. Dos de ellos, altos y de pies grandes, otro delgado, de tez amarillenta y el último de pequeña estatura. No hablaban el mismo idioma pero corrían la misma suerte. Eran hijos de esclavos, de esos que llegaban encadenados en galeones españoles o de los que bajaban mobiliarios de regiones remotas. Algunas familias venían a ocupar el lugar en grandes haciendas y también los esclavizaban. Vivían en Lima, Perú, en unas de las tantas barracas, que los albergaban, cerca de pequeños cerros. Iban a pescar en lugares en donde había guardias custodiando que nadie escapara. Hacían pozos con las manos y se escondían allí en caso de verse en peligro y permanecían hasta el anochecer. Un día, aterrad

Esclavitud...

   La esclavitud es tan antigua como el hombre. Desde el momento en que una tribu se encontró con la segunda, entraron en guerra por los territorios.  La que fue vencida y tuvo sobrevivientes, se convirtió en esclava. Existió la esclavitud en todos los pueblos antiguos. Caldea, Babilonia, Persia, Egipto o el pueblo hebreo. Las desventuras y miserias de los ilotas en Esparta, los claroles en Creta o los Sudras y los Panas en la India. Sociedades que basaban sus economías sobre hombres, mujeres y niños esclavos. Sus vidas eran la fuerza del trabajo que recibían lo mínimo necesario para reproducirse como herramientas y a quienes se les negó identidad humana. Fragmento de Esclavitud, de Alcira Antonia Cufré

Sangre inocente que sostuvo al mundo imperial de siglos anteriores

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La esclavitud de africanos e integrantes de pueblos originarios en las tres Américas